LAS SEÑALES DE CALMA Y EL ESTRÉS POR TODAS PARTES

La gran mayoría de las veces mi respuesta va a ser, "pues ni puta idea". Y, cuando ya la gente empieza a poner cara de "...vaya mierda de educadora canina que he contratado", les doy un poquito de luz.

Para empezar, en mi defensa alegaré que yo no estaba allí, y que mi bola de cristal no tiene la suficiente cobertura. Si no sé a santo de qué ha venido esa respuesta,  pues apaga y vámonos. Las dotes de adivina no vienen con la profesión. Las pilas para la bola de cristal, tampoco, jjjj.

Segundo, si has desarrollado la capacidad de observación, y ves que esa señal aparece inmediatamente después de suceder/aparecer x, podremos saber qué lo causa. El "para qué", para soltar un pelín o no tan pelín de estrés e intentar volver a la homeostasis. El "por qué", vuelvo a lo mismo, no soy adivina, y si no sé lo que estás pensando tú, miembro de mi propia especie, imagina lo que voy a saber que está pasando exactamente por la cabeza de un perro. En algunos casos, puedes tener una leve idea de qué le incomoda, un ruido, una manipulación indebida..., pero el por qué le estresa que esté una maceta en una esquina, por poner un ejemplo, pues podría ser porque le gustaba ponerse en esa esquina y ahora no puede, porque le desagrada el olor de la planta el cuestión, porque las hojas se mueven con el viento, porque no le gusta la jardinería, o porque cuando nosotros no la vemos, la planta tiene vida propia y se pone a cantar como la de la peli de La tienda de los horrores, y desafinando encima!. ¡Yo qué sé lo que está pasando por la cabeza del perro!. Tampoco sé lo que está pasando exactamente por la tuya, puedo intuir cosas, pero no aseverarlas. Observa, analiza, relaciona, pero no hagas conjeturas rocambolescas.

Tercer punto, y quizás el más importante. Está genial que observes a tu perro, que vayas viendo qué le molesta, qué le agrada, a qué nivel. Estamos conviviendo, y el conocimiento del otro y el respeto mutuo genera un estrecho vínculo de respeto y confianza. Pero para explicar lo que quiero decir,  voy a usar un ejemplo:

Imagina que, como somos tan observadores, nos paramos a observar a una persona hablando por teléfono. En la conversación, esta persona se toca la cara, se rasca la oreja, se alisa el pelo... Conclusión: señales de estrés. Si hacemos cábalas, pensamos: ¿la conversación la estará estresando?, ¿la estará estresado la persona al otro lado del auricular?, ¿habrá tenido una mala asociación con el teléfono?, ¿una mala experiencia?, ¿se le habrá caído el teléfono encima cuando era bebé?, ¿no habrá visto un teléfono hasta ahora?. Ah, ya sé. Seguramente que la hayan maltratado pegándole con el teléfono...

De repente, esa persona cuelga. Te acercas a ella, y le preguntas que por qué estaba estresada. Seguramente, la persona se te quedará mirando con cara de "¿llamo ya al loquero?", y te responderá que no estaba estresada, y que todo eso que le has visto hacer lo ha hecho "sin ser consciente". La pregunta es, ¿la situación realmente le estresaba, o su cerebro de forma inconsciente para ella le estaba diciendo a su cuerpo, "mira, ahora que vas a estar un ratín sin hacer apenas nada, ¿por qué no nos damos un gustirrinín y te rascas la oreja un poquito, que verás qué sensación más guay se te queda?". Evidentemente, esto relaja, y ese kit kat nos va a ayudar a sobrellevar mejor el día a día, pero, ¿era un problema realmente lo que lo estaba provocando?.

Por esto último, siempre aconsejo a mis clientes que sí, que observen, por supuesto, pero que no se rayen, que sean capaces de valorar la intensidad y la frecuencia con que su compañero peludo hace determinadas cosas, y que no le busquen tres pies al gato. Si es algo puntual, momentáneo, suave... Pues ya está, lo hizo y punto. Eso que se lleva su cuerpo serrano 😉