LA PUERTA

02.11.2021

Una de las figuras más recurrentes en la literatura y el cine de terror y misterio son las puertas. Una puerta cerrada de la que no sabemos qué esperar detrás nos inspira desde curiosidad, a incertidumbre y terror. A veces abrimos puertas sin saber lo que hay detrás, y eso nos puede generar mucha desazón, sobre todo cuando el hecho acaece de forma inesperada, después de escuchar ruidos extraños, o a horas intempestivas.

Imagina por un momento que te vas a vivir a una casa desconocida, donde hay una puerta cerrada que no nos permiten abrir, y desconocemos lo que está detrás. El no saber nos generará malestar e inquietud. Y si, además, oyes ruidos tras ella, te puedes perfectamente fabricar tu propia historia de terror.

Por este mismo motivo soy tan insistente cuando un perro joven o adulto, que ya comienza a explorar más áreas por sí mismo, se encuentre al llegar a una casa nueva con todas las puertas abiertas, aunque más adelante, si es que de verdad hubiese una necesidad real de que no entre en determinados lugares, le podamos dejar puertas cerradas. Además, encima, yo pretenderé que ese perro que no sabe lo que hay en su propia casa se quede luego solo y, ¿tan tranquilo?. Mejor que conozca cada recoveco de su propio hogar, para que lo considere una zona segura y con nada de qué preocuparse dentro.

Ahora bien, tenemos otra puerta que también es sumamente importante, la que da salida a la calle. Tenemos que asegurar ese entorno, y por la misma razón. El perro se va a quedar luego solo y si no es capaz de identificar lo que se mueve por el exterior, oyendo ruidos, etc, ¿cómo se va a sentir seguro dentro?. Hay perros que van del punto A al punto B, y el trayecto lo hacen tan rápido que no se les da la oportunidad de explorar y asegurar ese entorno más próximo a la casa. Es cierto también que a veces, por la situación que sea, los perros salen muy excitados, y esos primeros metros como que se los pierden. Pero tengo que ser consciente de ello, y, si no es a la salida, que sea a la vuelta. Yo personalmente les insisto mucho a mis clientes que "se dejen ir" de vuelta a casa, que no tengan prisa para volver, que es lo que normalmente suele suceder cuando llevamos a nuestro perro de paseo, que nos alejamos mucho y luego hacemos la vuelta en plan maratoniano con el tiempo en los talones. Y si es un perro inseguro que tiene mucha prisa en volver, en rasgos generales tendríamos que hacer lo mismo, pero ajustando más aún donde se encuentra su zona 0.

También hay perros que viven en bloques de pisos y conocen, si es que lo hacen, su puerta, el ascensor, la puerta de salida y poco más. ¿Y qué ocurre con las plantas superiores e inferiores y con las escaleras?. ¿De dónde vendrán esos ruidos que el perro oye cuando se queda solo?

Por otro lado, es cierto que hay veces que vivimos en sitios complicados, y/o tenemos perros más sensibles por una u otra razón. Aunque es fantástico dar un paseo por una zona más adecuada para el individuo que sea, aún así necesita asegurar ese entorno próximo, por la sencilla premisa de que vive ahí, y ahí es donde necesita descansar seguro, solo y acompañado. Entonces de nuestra mano estará presentarle ese espacio de la mejor forma posible, ajustando horarios, presentando áreas pequeñas, observando desde el interior, dejándole tiempo para procesar, permitiéndole que huela y, a su vez, pueda dejar su olor... Hay muchas formas de hacer las cosas según el individuo y la situación que estemos enfrentando. El perro, y nosotros, podemos disfrutar más de estar en sitios alejados de nuestro entorno próximo, pero para sentirnos seguros, tenemos que conocer lo que hay detrás de la puerta.

 
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar